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Nos encontramos al principio del Otoño y, sin darnos cuenta, nuestra piel ha estado sometida a todo tipo de agresiones externas que causan un serio deterioro. El aire, el agua, el calor, los rayos ultravioleta, la contaminación, los gérmenes, etc. agreden a nuestra piel constantemente y ésta lucha continuamente para mantener el equilibrio establecido dentro de nuestro organismo. Concretamente, nuestro rostro es el principal receptor de estas agresiones, ya que en los meses más calurosos, al estar expuesto, no dispone de ningún filtro para evitar la continua incidencia. Pero ¿acaso nos preguntamos cuáles son los efectos de todas estas agresiones? Es de vital importancia entender los mecanismos que provocan el deterioro de nuestra piel para poder, entre otras cosas, actuar en contra de ellos y evitar que éstos consigan dañarla.
La aparición de arrugas, la pigmentación alterada, la pérdida del tono y luminosidad de la piel... Todos asociamos estos cambios con el envejecimiento. Los cambios en la dermis relacionados con la edad son el resultado de cambios programados genéticamente (factores intrínsecos) combinados con el deterioro y desgaste ambiental de la piel (factores extrínsecos). Aunque ambos influyen en la estructura y función de la piel, los factores extrínsecos producen cambios mucho más pronunciados.
Los estudios indican que el 90% de las afectaciones de nuestra piel como adultos es el resultado de la exposición a la luz del sol, que se conoce como fotoenvejecimiento. Las manifestaciones del fotoenvejecimiento incluyen el aumento de la formación de arrugas y líneas de expresión, la pérdida de tensión y elasticidad, la degeneración del suministro vascular y el grosor de la epidermis, la hiperpigmentación y otras decoloraciones cutáneas, los capilares dilatados (telangiectasia) y la reducción de las propiedades de retención del agua en la piel.
Aunque los científicos atribuyen la mayoría de estos cambios estructurales a la exposición a la radiación ultravioleta (UV), en los últimos años han llegado a comprender los verdaderos desencadenantes bioquímicos que inducen a estos cambios. Entre estas reacciones químicas que ocurren en la piel se encuentran las siguientes:
- Generación de especies de oxígeno reactivo (EOR): incluyen iones de oxígeno, radicales libres y peróxidos. Los EORs son generalmente moléculas muy pequeñas y altamente reactivas debido a su presencia de electrones no emparejados. Se forman como un subproducto natural del metabolismo del oxígeno habitual. En periodos de estrés ambiental, los niveles de EOR pueden aumentar dramáticamente, causando daños significativos a las estructuras celulares, lo que es conocido como como estrés oxidativo, la principal causa de trastornos degenerativos, incluyendo el envejecimiento prematuro. Diversos estudios han demostrado que los daños inducidos por los rayos UV sobre la piel son causados, en parte, por especies de oxígeno reactivo. La peroxidación de los lípidos también es el resultado del daño de los EOR a las membranas celulares, que conduce al envejecimiento prematuro, al cáncer de piel y a la muerte celular.
- Activación de las metaloproteinasas de la matriz (MMPs). Las metaloproteinasas son enzimas que, cuando se activan, controlan la degradación tisular en la dermis. Las MMP incluyen colagenasa que descompone específicamente colágenos particulares u otras proteínas en la matriz extracelular de la dermis. La colagenasa es realmente un conjunto de enzimas que son responsables de romper los diferentes tipos de colágeno y elastina. Por ejemplo, la colagenasa-1, o MMP-1, actúa sobre los colágenos I, II, III, VII y X. La MMP-1 divide la cadena de triple hélice de colágeno en fragmentos más pequeños que desnaturalizan espontáneamente en péptidos gelatinosos, los cuales se degradan adicionalmente por otros MMPs. Esta actividad conduce a que las metaloproteinasas de la matriz sean críticas para la remodelación del tejido conectivo, que es una parte integral del envejecimiento y de la cicatrización de heridas.
- Productos finales de glicación avanzada (AGE). Novedosas investigaciones han revelado la contribución del fotoenvejecimiento a la reticulación de colágeno y elastina en nuestra piel, el crítico paso hacia el envejecimiento. Ahora sabemos que las proteínas de colágeno y elastina son altamente susceptibles a una reacción química interna dentro del cuerpo llamada glicación. Ésta es una reacción que no es mediada por enzimas y que tiene lugar entre grupos libres de aminas en proteínas y un azúcar como la glucosa. La misma glucosa que proporciona energía para nuestras células puede reaccionar con proteínas (como el colágeno), lo que resulta en la formación de productos finales de glicación avanzada (AGEs) y en especies de oxígeno reactivo; estos contribuyen a la reticulación de las fibras proteicas, a la pérdida de elasticidad y a los cambios en la dermis asociados con el proceso de envejecimiento.
¿Cómo evitar el envejecimiento de la piel?
Aunque la formación de radicales libres y la activación de las enzimas de la metaloproteinasa de la matriz se han estudiado bastante extensamente durante los últimos diez años, la formación de los productos finales de la glicación avanzada es ahora una de las áreas de más interés en investigación para entender no sólo cómo envejece la piel, sino el mecanismo de formación de diversas enfermedades en el cuerpo humano. Es la combinación de estos tres fenómenos la responsable del envejecimiento de la piel. Si bien puede parecer que estos tres fenómenos bioquímicos son eventos aislados en la piel, es importante tener en cuenta su conexión y la influencia que tienen entre sí para poder crear, entre otras cosas, productos que consigan evitar estos mecanismos de deterioro continuo. Por ello, Q77+ presenta la CREMA HIDRATANTE REGENERADORA, que dispone de la fórmula adecuada para mantener la fortaleza de la epidermis y eliminar las deficiencias del desgaste que aparecen en el día a día. Sus ingredientes principales son el aceite de rosa mosqueta, una fuente rica y natural de ácidos grasos y el regenerador por excelencia; la manteca de karité, un renovador celular natural con un intenso poder hidratante y nutritivo, y el ácido hialurónico y la glicerina, dos humectantes naturales que aportan hidratación y potencian la retención de humedad en la piel.
La fusión de sus componentes actúa en contra de la degeneración de la piel y el envejecimiento, consiguiendo una piel suave, fuerte y libre de arrugas y líneas de expresión. Gracias a sus propiedades antioxidantes es capaz de neutralizar los radicales libres y evitar la glicación del colágeno presente en nuestra epidermis. Además, la concentración de vitaminas naturales y ácidos grasos logra una extraordinaria nutrición e hidratación de la piel, con también propiedades antiinflamatorias.
Es muy importante asegurar que los ingredientes penetren en la piel. La CREMA HIDRATANTE REGENERADORA de Q77+ es más efectiva porque aporta una doble acción en el cuidado de la piel facial: retiene los ingredientes aplicados y los absorbe a través de la epidermis. El resultado de su formulación y propiedades de absorción es particularmente importante, sobre todo en ciertas áreas de la cara más expuestas al sol: las mejillas, la nariz y la frente, ya que son zonas más resistentes al cuidado de la piel, esencialmente durante y después de los meses de verano.
Además de la absorción, es de vital importancia mantener la humedad de la piel, evitando que el agua contenida en la epidermis se evapore. Gracias a los humectantes naturales contenidos en la fórmula es posible retener la humedad de la piel y evitar que ésta se reseque.
En definitiva, conociendo las causas que provocan el envejecimiento de la piel es momento de actuar y evitar que las agresiones externas deterioren nuestro rostro. Prueba la CREMA HIDRATANTE REGENERADORA de Q77+ y restablece las cualidades de tu piel ¡Consigue una piel sana y equilibrada y recupera su tersura!